Preparar nuestra materia prima es una tarea ardua pero al final del camino es muy gratificante. Primero porque la pieza terminada cuenta con un nostálgico toque artesanal; que nos permititra imaginar con emoción el quehacer de nuestros antepasados indígenas y otros pueblos civilizados de quienes recibimos la tradición del arte de la cerámica, y segundo por las economías que genera prepararla.
Buscaremos barro o arcilla para comenzar la faena artesanal en algún lugar de nuestros campos, personalmente prefiero la arcilla roja del área central de la isla.
Pero, NO toda la tierra es buena arcilla, tenemos que hacer una prueba de plasticidad. Haremos un rollo de arcilla y se tuerce (como un lazo) veremos en el doblez expuesto algunas o ninguna grieta. Mientras menos se agriete el rollo de barro o arcilla mejor será esta por su gran plasticidad.


Una vez hayamos terminado de limpiar nuestra amalgama la depositaremos en moldes de yeso o bancos que absorban el exceso de agua. Este proceso puede demorar un día y cuando veamos que el agua ha sido consumida. Cuando la arcilla tenga una consistencia manejable (así como la plastilina) la amasaremos y la reservamos cubriéndola en fundas plásticas para preservar su humedad.
Así preparamos la arcilla tradicional en el Taller De Arte Raf-Nan, como ya mencionamos aunque sea arduo el proceso, vale la pena la satisfacción de lograr darle un toque de nostalgia y sudor a la faena artesanal.
Escrito por: jrguzmansoto@gmail.com